GUILLERMO JAVIER CONEMA es un realizador audiovisual nacido en Capital Federal y radicado actualmente en la ciudad de Lujan. Estudió Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires, y se especializó en el área Dirección de Fotografía en diferentes instituciones como ENERC y SICA. Sus primeros pasos los dio en la televisión, trabajando para el canal América, y luego se desempeñó profesionalmente en productoras de publicidad y cine. Hoy se encuentra desarrollando varios proyectos. También se desempeña en la enseñanza, dictando clases en la Universidad de Lujan y en el Polo Audiovisual de Merlo.

¿Cómo inició tu acercamiento hacia el lenguaje audiovisual?
Todo comenzó en la génesis de mi familia, mi padre era publicista en los años 70/80, también trabajó como fotógrafo corresponsal. El iba a muchos lugares, incluso fue corresponsal de guerra. Se vinculaba con muchos artistas del mundo under de la época, y también le gustaba el documental. Tenía tres o cuatro cámaras, las que se usaban en aquel entonces, y una me la regaló, una Nikon F a rollo, la primera cámara SLR de Nikon. Fue una de las cámaras más avanzadas de su época, y era una cámara de corresponsal de guerra. Y así empecé a vincularme con este universo del cine y de la fotografía, que para mí era nuevo y fascinante.
¿Por qué te apasiona tanto el área de fotografía y cámara?
La gente tiende a pensar que el cine se dictamina solo por la dirección, cuando en realidad es un compendio de muchas partes, de muchas áreas, que se van uniendo para crear esa amalgama que es una película. Y la dirección de fotografía y la cámara es la última visión del director. El encuadre, el plano, la forma de filmar, de iluminar. Todas las sensaciones que el espectador tendrá al ver las imágenes es lo que me atrae. Generar emociones es fundamental, y esta área me permite desarrollar mucho ese aspecto. Siempre pienso que para mí hay cuatro pilares en una película, la idea que viene desde el guion, la producción que toma esa idea y la ejecuta, la dirección que encauza las áreas para narrar, y la dirección de fotografía es el área que imagina lo que el director se está imaginando. Entonces, la gente ve todo el tiempo lo que hace el director de fotografía a través de esas imágenes y esa puesta.
¿Quiénes son tus referentes en el cine, y en tu área específica?
Dentro del cine nacional, me gusta mucho Leonardo Favio, por su crudeza y la forma de contar historias, su mirada social. También me gusta Raymundo Gleyzer y Leopoldo Torre Nilsson. Y luego pensando internacionalmente, destacaría a Wong Kar Wai, o a Federico Fellini, exponente del neorrealismo italiano. Pero quien más me ha generado atracción por el cine, y ganas por explorar la cinematografía es Charles Chaplin, creo que este artista generó un antes y un después. Era un hombre orquesta, hacia todo, y lo hacía bien.
En mi área específica, me gusta el australiano Christopher Doyle, es un director de fotografía que trabajó mucho con el director hongkonés Wong Kar Wai. Tiene una forma muy interesante de trabajar las puestas, las formas y el vínculo con la cámara. Entre algunas de sus películas mencionaría a Chungking Express, Fallen Angels, 2046.
También me gusta mucho Arthur Albert, es un director de fotografía nacido en Venezuela, pero desarrolló su profesión en Estados Unidos. Hizo puestas en muchas películas, también en series como Breaking Bad y Better Call Saul.
Estos directores de fotografía ya son señores grandes, pero están vigentes y permanentemente actualizados a los cambios de las épocas. Dos buenos referentes.
¿Cómo ves la producción de cine independiente en la actualidad?
Al cine independiente lo veo bien. Lo que sucede es que antes solo algunos podían filmar, era un cine más de ciertas elites. Ahora con las nuevas tecnologías, se democratizó el asunto, se hizo más masivo. Ya no hace falta tener la mejor cámara para filmar, porque lo que importa es la idea, lo que comunicas. Si Roman Polansky hubiese tenido la Sony A7 en su casa, hubiese hecho muchas más maravillas. Por eso digo que no es cuestión de equipamientos sino de ideas. El cine independiente está encaminado a tener cada vez mayor pluralidad de voces. Hay que ser más libre. La libertad total es lo que hace interesante al cine independiente y tiene que seguir transgrediendo barreras.
Contanos sobre tu experiencia dando clases en el Polo Audiovisual de Merlo
La experiencia en Merlo es maravillosa. Es un espacio pionero, y por suerte ahora se está comenzando a replicar en otros municipios. Para mí es destacable que los alumnos puedan tener un espacio, libre y gratuito, donde desarrollarse artísticamente, y en eso la dinámica del Polo es fundamental. Hay muchas ganas, y que esto suceda en un municipio como el de Merlo me encanta. Ver los rostros y la buena energía de personas que aprenden, y que quieren hacer su carrera artística, me recuerda a cuando yo comencé, con ese hambre por crecer y trascender.
Que le aconsejarías a alguien que desea incursionar en el mundo de la dirección de fotografía.
Vivir del arte es complejo, no solo en Argentina, en toda Latinoamérica. Tengo unas máximas, que las suelo compartir con alumnos, siempre aconsejo que es fundamental tener tres condiciones, paciencia, perseverancia y constancia. Si tienen esas tres cosas, existe la posibilidad de crecer. Porque el desgano y la frustración pueden surgir en cualquier momento. Hay que estar enfocado, es como andar en bicicleta, si no te moves perdes el equilibrio y te caes. Por eso la paciencia es clave, porque todo a la larga llega. Yo por suerte he logrado vivir del cine, de la publicidad, de la profesión que elegí. También es importante tener una familia que aguante, en mi caso tengo una compañera, Eugenia, que me apoya en las buenas y en las malas. En este rubro hay épocas de bonanza, pero también de vacas flacas, y hay que saber administrar y perseverar.
¿Qué proyectos tenes a futuro? ¿Dirigir?
Proyectos tengo todo el tiempo, vivo rodeado de proyectos, algunos más próximos y cercanos otros más lejanos, pero es imposible no estar rodeado permanentemente de proyectos, de ganas de hacer cosas. Me gusta dirigir y escribir y quiero desarrollarme también en esas áreas. Ahora estoy con un largometraje, escrito y terminado, con intenciones de moverlo. También unos cortometrajes que escribí y quiero grabarlos próximamente. Y estoy terminando un documental, que dirijo y en parte produzco, trata sobre la vida de Florentino Ameghino, un reconocido paleontólogo en la época de Julio Argentino Roca.



