Alice, nació el 1 de julio de 1873, en Saint-Mandé, Francia.
Hija de editores, la pasión de Alice por la cámara empezó desde que era una niña y con el tiempo fue fortaleciendo esa pasión. Educada en escuelas católicas a la edad de 21 años consiguió un trabajo como secretaria en una compañía de fotografía dirigida por Léon Gaumont. Un año más tarde, asistió a la histórica exhibición ya citada de los hermanos Lumière y poco después, pidió permiso a su jefe para usar alguna de sus cámaras con el fin de realizar una película propia en su tiempo libre. Este accedió felizmente y le facilitó además una de sus propiedades para filmar su primer trabajo y muchos de los posteriores.

Gaumont, pronto convirtió a Blaché en la jefa de producción cinematográfica de su compañía, donde produjo y supervisó cientos de películas, ayudó a crear un sistema organizado de estudios años antes del emporio de Hollywood y descubrió otros talentos como el de Louis Feuillade.
Con la cámara Demeny-Gaumont, en 1896 Alice Guy combinaba imágenes en movimiento y el arte teatral dando lugar a una primera película titulada La Fée aux Choux.
Antes de que las mujeres tuvieran derecho a votar, Alice realizó, dirigió, produjo y supervisó alrededor de mil películas. En ellas y en los ya lejanos albores del cinematógrafo, fue capaz de expresar las pulsiones, los deseos y la autodeterminación de las mujeres.
Alice Guy, la visionaria que entendió las inmensas posibilidades del cine, aunque su nombre ha sido injustamente olvidado solo por una razón: ser mujer.
A finales de 1890 los pioneros habían descubierto cómo proyectar una imagen en movimiento, pero ahora debía decidirse qué hacer con ese mundo de sombras parpadeantes. Sin duda Alice fue una de las primeras personas, sino la primera, en mirar esos parpadeos y darse cuenta de que podían usarse para contar historias enteras. Una mujer que vio aquellas luces parpadeantes con otros ojos, y que a través de ese ingenioso descubrimiento encontró la forma, la creatividad y el entusiasmo para narrar historias, historias que contaban y fortalecían la visión de la mujer en el séptimo arte.
Directora, productora y guionista, hizo cientos de películas desde 1896 hasta, que se sepa, 1920. Trabajó con efectos especiales, filmó en exteriores y grabó películas que contenían ya clips de audio sincronizadas. Tal vez su anonimato sea causado por el hecho de que la mayor parte de su trabajo se haya perdido.
Sólo unas 140 o más de las más de 1000 películas que escribió, dirigió o produjo han sobrevivido y a veces sólo en fragmentos.
Más tarde emprendió la aventura americana y se trasladó a los Estados Unidos, donde reanudó su carrera cinematográfica creando los estudios Solax, en los que consiguió con éxito la transición al largometraje, creando títulos más largos, más complejos desde el punto de vista narrativo y que fueron bien recibidos, aunque también implicaban mayores costes de producción y preparativos más largos que le llevaron a no superar los cambios sísmicos que afectaron al mundo del cine de tan rápido crecimiento, incluyendo las prácticas monopolísticas de distribución. Aun así le dio tiempo de realizar los primeros westerns con películas como “Two Little Rangers”, en la que aparece un par de heroínas armadas, una de ellas una chica de largos rizos que apoya a un villano en un acantilado. Parece que Blaché se preguntaba si las mujeres estaban preparadas para el derecho de voto, pero en sus acciones y en sus películas expresaba los impulsos, los deseos y la autodeterminación de las mujeres. Su historia personal es una historia de lucha “Mi juventud, mi inexperiencia, mi sexo…”, escribió, “….todos conspiraron contra mí”. Pero era trabajadora, tenaz, y desde luego demostró ser prolífica.
El último capítulo de la carrera cinematográfica de Blaché se vio empañado por reveses y decepciones tanto en sus nuevas aventuras con su marido como en su faceta de directora de alquiler. Realizó “The Ocean Waif”, un conmovedor romance sobre una joven maltratada y un escritor. Otras películas siguieron, pero cuando ella dirigía “Su gran aventura”, su vida era una lucha continua con su salud, dificultades financieras, un matrimonio roto y la continua agitación de la industria del cine.
En 1922, el estudio Solax fue subastado y Alice, ya divorciada, regresó a Francia con sus dos hijos. Allí trató de encontrar trabajo cinematográfico sin suerte. No está claro por qué no tuvo éxito, aunque en los años 20 el cine era un gran negocio quizás ya no era tan comprensivo con las mujeres que querían hacer sus propias películas. Vendió sus libros, pinturas y otras posesiones y escribió artículos y cuentos infantiles.
Ella y su hija, que trabajaba para el Servicio Exterior de los Estados Unidos, pasaron los últimos años de la Segunda Guerra Mundial en Suiza, donde comenzó a escribir sus memorias. También intentó encontrar sus películas, pero la mayoría no estaban disponibles y se presumía que estaban perdidas. No obstante concedió algunas entrevistas y, con el tiempo, obtuvo cierto reconocimiento por su papel pionero en el cine. Murió el 24 de marzo de 1968, en un asilo de ancianos en Nueva Jersey. Tenía 94 años.
Alice Guy Blaché fue la primera mujer directora de cine, la primera mujer jefa de estudio y la presidenta de la Compañía Solax, Fort Lee, Nueva Jersey.